El diario de la Señorita Kadbury

Archive for the ‘dudas’ Category

Hoy, luego de dar una vuelta por los blogs de una revista femenina conocida de mi país, decido volver a escribirles por este medio. A veces uno siente que no tiene nada para decir y otras, uno no para de vomitar ideas, digresiones y pavadas… pero estoy cansada de no encontrar un relato interesante de la vida de alguna mujer. Tal vez me digan «alejate de los blogs y agarrate la autobiografía de Simone De Beauvoir» y en parte me parece un interesante consejo. No obstante, creo que hace falta que más mujeres interesantes y pensadoras actuales compartan sus opiniones y reflexiones sobre y con el mundo tal como lo vivimos. ¿no? ¿Alguien conoce algún blog o blogger así?

Soy bastante bruta en varias cuestiones (ej. temas de política nacional e internacional), mis conocimientos  intelectuales son fragmentadísimos… pero de algo estoy segura y hasta me pone orgullosa: estoy en busca.¿De qué? De una definición auténtica de mí misma como persona, ser, como mujer, mujer profesional, estudiante, hermana, amiga, madre -cuando me toque-. Una manera de vivir que sea coherente con mis creencias. ¡Incluso aún estoy buscando creencias!

Es un compromiso y un desafío decidir no tomar el camino «de la multitud». Animarse a la incertidumbre y al juego. Desnudarse de todos esos mandatos que en algún momento creímos necesarios para ser parte de la sociedad, para ser queridos y aceptados.

En este camino, me he encontrado con aspectos propios que no me gustan. Y es difícil no criticárselo a otros, pero ese es el otro ejercicio al que me dispongo: respetar y aceptar los ritmos y modos del otro, sin que eso implique suponer que jamás voy a poner un límite o querer aconsejar a otro.

Si alguien me lee del otro lado, haya llegado por casualidad o buscando «Cómo deprimirse» , me gustaría leer qué los hace sentir orgullosos o satisfechos consigo mismos.

*Me asusta mucho el hecho de que  la gran mayoría de mis escasos visitantes entran tras haber tipeado esas dos palabras. Si alguien necesita desahogarse, les ofrezco mis ojos a modo de oídos y mis esbozos de consejos en palabras a modo de abrazo.

Etiquetas:

Donde estuve, donde estoy, donde quiero estar. ¿Dónde? La magnitud del universo…… pensar en la multidireccionalidad de mi cuerpo y mi ser.

Diciembre concluyó en Tigre, al día siguiente de conocer a una persona muy bella que mutó de posible amor a chongo a actual alumno de canto.

Enero fue caótico, cansador… y la novedad: mi profesor de canto me derivó a uno de sus alumnos (este vino primero que el que nombré más arriba).

Febrero se acomodó un poquito, pero hubo golpes fuertes: enfermedades, despedidas, desilusiones.

Marzo comenzó cabreado, desorientador. Ya casi a su cierre, viene con todo, hermoso a su manera. Cosas que se acomodan y que se entienden, palpan, viven… Como algo natural. Cosas a afrontar siempre hay y habrán, y la flexibilidad y energía para superarlas también se ejercitan. En eso estamos.

El viernes a la noche fui a lo del Lobo. Preparó una cena muy vegetariana (qué otra cosa podíamos esperar del encuentro de una proto-macrobiótica y un muchacho con reflujo). Charlamos un rato, contando un poco qué fue de nuestras vidas en este año sin vernos. Después fuimos al sillón, como en los viejos tiempos, y la mimosidad empezó.

En su dormitorio me sentí completamente despistada: todo era tan igual y tan distinto a la vez. No entendía por qué.

Hicimos un time out y ahí pude comprender que la carga emocional que antes teñía todo, ya no estaba. Se lo plantée, porque no soy muy buena en eso de disimular. Lo entendió completamente, pero un poco se enojó.

Luego de un rato de mal humor, una improvisada lección sobre endecasílabos y un buen disco, volvimos a arremeternos, esta vez sin inconvenientes. Dormimos hasta que a las 9AM del sábado él ya daba vueltas en la cama y me empezó a hablar. Desayunamos, otro disco, otra arremetida. Almorzamos y me fui a un seminario sobre budismo.

Me pareció que le cuesta mucho conectar desde un lugar más sensible y no tan intelectual (eso no es mejor ni peor, solo distinto a mí); pude ver su coraza y simultaneamente percibir cuánto nos queremos.

Y, desde esta Kadbury un poquitito más adulta o más espiritual o más loquesea, me di cuenta de que ese «techo» del que él siempre hablaba, el límite a nuestra relación, nunca existió tangiblemente. Son y fueron impuestas por él, más allá de su «momento».

Porque no sé si creerle a sus miradas «puanner»*, ni a su parlotear semi constante. No había entre nosotros una unión de corazón a corazón, como sí llegué a disfrutar por momentos con Shimmy. Sentí que el terror a permanecer en silencio encubría el temor a (no) conectar. Y la duda expresada en ese paréntesis me da bastante ansiedad.

Pero lo quiero volver a ver. Sin lugar a dudas.

 

 

(*: dícese de un estudiante o egresado de la facultad más snob de Buenos Aires, con altos grados de soberbia y enorme culto a la intelectualidad)

De a poco voy sintiendo que voy deshaciéndome de mis inhibiciones, de mis mecanismos de defensa e incluso de algunos miedos inútiles.

Voy liberando el terreno, esperando que aflore algo interno que quiera expresar. Lo que viene apareciendo no tiene formato de canción: tiene más formato de búsqueda que quiero compartir, difundir, ampliar… ¿Está mal?

Es como un deseo a ser docente, a colaborar con la felicidad de los demás. ¿Y si no vine a cantar si no a enseñar a cantar o música en general, y desde ahí a vivir más feliz y en contacto con uno mismo?

¿Me gusta cantar? ¿Por qué no me surge tan naturalmente cantar  (con el alma desnuda) ni componer?

No importa. A seguir pelando capas ajenas hasta encontrar lo más propio. Sea lo que sea.

Hará cosa de dos semanas ordené mi placard y me topé con cajas y cajas y cajas y cajas de apuntes de la Universidad.

Hará cosa de dos semanas me despedí de la que fue intermitentemente mi maestra de canto desde el 2006 hasta ahora.

Hará cosa de dos semanas, un compañero de trabajo me obligó a que le diera una clase de canto.

Y ahí entendí TODO. Entendí por qué constantemente dejaba sus clases, entendí lo que quería hacer, por qué había hecho lo que había hecho. Qué miedos me habían frenado.

Y empecé a recordar cosas que había dibujado de adolescente con respecto a la carrera, las cosas en blanco que había dejado…

y cómo hoy algunas ya iban teniendo pieza que encaje, al menos momentáneamente.

 

Se viene una época de cambios, se cierra un ciclo, se acerca un momento súper propio y personal. Sincero, honesto. El granito de arena que quiero aportar a esta sociedad.

Mañana subo los dibujos y las interpretaciones actuales. Y las consiguientes decisiones.

Me siento muy movilizada.

Llego a mi casa después de scoutear una clase de teatro. «¿Qué carajo vine a hacer en esta vida?» Me pregunté todo el día, con la certeza de que tengo algunas herramientas para que eso no me derrumbe. Pude concentrarme en leer unos compases de una cosita que me dio mi profesor de piano, pero no logro ubicar mi misión. Y un poco perdí el deseo.

Ni siquiera sé si quiero cantar, ahora que tengo tiempo y puedo. Y no sé qué quiero hacer.

Yo quería quererlo, quería construír algo lindo, quería conocer sus detalles y que él conociera los míos. No se dio (por su culpa). En un principio lo manejé bien e incluso en ciertos puntos me sentí y siento aliviada. Ahora me siento sola y lo extraño. Solo sé que me la tengo que bancar. No me conviene llamarlo. Tengo que renovar.

Y sé que no perdí mi capacidad de querer.

No creo en decirte adiós

No quiero decirte adiós.

Solo querría escucharte tarareando mi canción,

sin que tus fantasmas te acobarden.

Se viene una que otra poesía

que recuerde entre líneas esos momentos puros.

No creo que haya sido una ilusión

No quiero que muera mi ilusión.

 

Hoy escribo porque necesito descargar mi angustia en algún lado.

Me siento muy insegura con Jimmy. Siento que no me quiere más, que está pensando en otras mujeres. En su ex novia y actual cantante, en la actriz de la obra de teatro que vimos el otro día y que agregó al FB. Preguntándome por qué no quisimos invitarnos a nuestros festejos de cumpleaños familiares. Preguntándome por qué hace días que casi no busca contacto conmigo y cuando le propuse de ir al cine dijo que «el viernes puede ser».

No me gusta sentirme así. No sé cuánto es parte de mi inseguridad y cuánto corresponde a una distancia real. Lo cierto es que no ando recibiendo mensajes poéticos de su parte y las últimas veces que nos vimos no cogimos.

Lo extraño.

Los primeros tres sábados de junio falté a un taller de experimentación fono corporal al que asisto desde abril. Levantarse un sábado a las 10 de la mañana no es fácil, pero tampoco imposible.

Excusas siempre es fácil encontrar: el cansancio, la comida de anoche, las obligaciones académicas. Pero la verdadera razón era otra. En ese espacio empecé a toparme con mis propias barreras, desafíos que se sienten inmensos pero así de necesarios para ser plenamente yo. Para ser lo que necesito y quiero ser.

El sábado pasado me obligué a ir. Me empujé como hacía mi mamá cuando me daba miedo ir a natación. Yo casi que lloraba, pero una vez en el agua era feliz.

Y algo parecido sentí el sábado. Al estar ahí percibí con claridad que ese es el lugar que tengo que entrenar, animarme a saltar esas barreras o en principio observarlas.

De eso se trata este videíto que me encantó:

Seguramente haya otras áreas de mi vida donde todavía no me esté animando a crecer. Pero me tengo fe.

Estos días fueron de puro mal humor.

Me vino, con mucho dolor. Me di cuenta de que me quedan 3 semanas de clases para cerrar el cuatrimestre y que me queda muchísimo por hacer. Tanto pendiente que me veo obligada a pausar  mis proyectos musicales para llegar a tiempo con todo.

Y, sobre todo, la maldita HIPERCOMUNICACION (conjugada con mi controlismo y paranoia) hicieron que al no ver conectado a Shimy un noche y su mañana siguiente imagine cualquier cosa. Maldito controlismo mío, maldita inseguridad, malditos miedos. Obvio que el desencuentro siempre es una posibilidad, pero no había ninguna señal de que así fuera.

Hacía tiempo que no me sentía así de vulnerable. Todos esos fantasmas me enojaban tanto que lo único que hacía era culparme de imbécil por engancharme y confiar.

Probablemente las hormonas influyeron enormemente en mi estado. Así como haber visto Blue Valentine esa tarde lluviosa estando sola. (acá abajo dejo el trailer)

Por suerte al día siguiente fui a terapia y a piano y algo me calmé…

Pero sobre todo, anoche vi a Shimy y los últimos fantasmas que quedaban dando vueltas se las tomaron. Haya estado o no con otra esa noche, sé que entre nosotros hay algo real.


Manifiesto

Entre dudas existenciales, crisis vocacionales, amigas, amigos, chongos, novios, potenciales, ex-novios, amor, sexo, música, exámenes y más dudas existenciales, les escribe la Srita. Kadbury. Esta fanática del chocolate y los tés especiales, cuenta un poco de lo que va percibiendo adentro y fuera de sí. Atenti...

Únete a otros 8 suscriptores